Desde que dejó de jugar el Mufa Pernik, ya ni
ganas tengo de sentarme a escribir esta columna.
Antes tenía alguien a quien vivir jodiendo,
alguien que me daba material fecha a fecha y me permitía llenar hojas con
hermosas frases. Ahora, tengo que retomar el bardeo a Nico, Marian, Pablo,
Sebas, el Paje, el Grone y los demás…
El partido del último miércoles tuvo un
condimento muy particular. “Jugó” Mati. Hace mucho les vengo diciendo que este
muchacho carece del líquido Rojo que circula por nuestras venas y nadie me lo
cree. El miércoles, quedó demostrado que cuando no hay ganas, es mejor ni presentarse.
Ya desde un principio, demostró que estaba más
interesado en la cena que su señora le estaba por preparar, que en correr un
rato en la cancha. Acaso, ¿quién con dos dedos de frente, puede
meter en un mismo equipo al Grone y a Nico Funes Lopez? Un kamikaze. No sólo
eso, sino que encima sumó a otros dos tipos que tienen menos gol entre los dos,
que Demian Faleschi en su último partido. Claramente, el objetivo de Mati era
pasar rápido el compromiso deportivo e ir corriendo a su casa a seguir con su rutina.
¡Lamentable!
Del otro lado, un equipo que a simple vista,
realmente valía menos que una moneda de 5 centavos (cuando realicé una
posterior vista más detallada, corroboré esta afirmación). Increíble que hayan
llegado a meter 11 goles, sabiendo que Marian y JJ estaban jugando ahí. Quizás,
se debió a que el pulpo esta vez, tuvo autorización para venir ligero de ropas
(aunque el frio ring estaba en cancha), lo cual le permitió llegar más cómodo
al alambrado y que Jay tuvo la permanente e invisible marca de Ari, lo que le
permitió animarse a jugar a lo Riquelme.
Muchachos, déjense de joder. No puede ser que
Sepi siga invicto, es una verguenza. ¡¡Es Sepi!! Repito, ¡¡Es Sepiiiii!!
Quizás muchos deberían seguir el ejemplo del
Colo, quien atento a su bajísimo nivel general (salvo el de grasa corporal que
ese es difícil que lo baje), prefirió dar un paso al costado y postergar su
regreso para cuando todo se haya normalizado, es decir, cuando Sepi vuelva a su
triste y mediocre realidad.
Su Enemigo, El Contra.
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